Hoy me quedo con esta imagen. Fue allá por 2016 cuando mi mujer me reenvió el vídeo de un desconocido Spiriman (desconocido para mí, claro), que delante de la cámara decía verdades como puños. Con un semblante serio y hablando de forma tranquila (más adelante descubrimos que en realidad este comportamiento encerraba una rabia contenida por las injusticias que se estaban cometiendo), advertía desde dentro del sistema sanitario como todo se estaba, poco a poco, yendo al carajo por la acción de unos y la pasividad de los demás.
Comencé a ver sus vídeos de forma regular, intentando comprender el motivo por el que este médico se exponía públicamente e iba desgranando las carencias del hospital en el que trabajaba. Con el tiempo, le cogí hasta cariño y no me llegó a importar que en ocasiones pudiese soltar algún improperio o patinar en algún dato, porque lo que mis ojos estaban percibiendo no era un líder de masas que venía a salvar la sanidad, sino a un humano como nosotros, con sus más y sus menos, pero que al mostrarse sin dobleces consiguió captar la atención de miles de personas. Y entonces llegó la primera manifestación para detener la fusión hospitalaria en Granada... y el resto es historia para el que quiera informarse un poco.
La vida, o Dios, o la Diosa Fortuna, o el azar (cada uno que lo interprete de la forma en que le apetezca) hizo que Candel padeciese un cáncer de los más agresivos que se conocen. Y para más inri, que fuese detectado en un estadío muy avanzado, algo que puso irremediablemente fecha de caducidad a su cuerpo. Cualquiera hubiera considerado un momento oportunísimo para dejar de lado todo el activismo y retornar a casa a disfrutar de su familia el poco tiempo que se le concedía, pero en esta ocasión (como en otras muchas antes) Jesús supo sacarle el aspecto más práctico al asunto, y fue capaz de seguir al pie de YouTube para mostrar a todo el mundo como la actitud positiva ante una enfermedad terminal también es un elemento clave. Y así estuvo hasta aproximadamente diez días antes de fallecer, permitiéndonos ver como aunque su aspecto se iba deteriorando poco a poco, su fuerza de voluntad seguía intacta.
Por mi parte no puedo más que dedicar un rato a plasmar estas palabras en el blog que en su día tantas horas eché para echarle una mano con uno de tantos proyectos como llevó a cabo. Él descansa ya, pero aquí nos quedamos con cientos de horas de su vida grabadas en riguroso directo, una huella que perdurará en el tiempo y que de seguro servirá de ejemplo para otros que vendrán de camino.
Gracias por todo Jesús, espero que allá donde estés puedas seguir viendo como seguimos adelante. ¡YEAH!
JD
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